Venancio, como cambian los tiempos.

Como cambian los tiempos, siempre dijeron mis abuelos  y no era matraca de ellos. De un siglo al otro los veloces aviones parecen tortugas frente a  los supersónicos cohetes extraterrestres y los mortales misiles nucleares, y el rudimentario correo postal o el teléfono de Antonio Meucci o? Alexander Grham Bell,  serían hoy  principiantes comunicadores ante los avances logrados en la WEB, en INTERNET por Tim Berners Lee, invención que en microsegundos transmite textos, fotos, imágenes y voces de un esquimal a cualquier otro confín del mundo.


Antes las parejas noviaban largos años y cuando se casaban lo hacían dos veces: por la iglesia y lo civil. Hora se conocen, van al diverso lecho nupcial y no se desposan, si acaso una vez, y se separan católicamente en un santiamén. ¡Como cambian los tiempos!

Ahora mismo pasaron por la calle tres jóvenes sonrientes ataviadas con ligeritos  atuendos que en épocas precedentes se le llamaba ropa interior y no hubo una sola mirada adolescente ni anciana de admiración o desaprobación.

¿Los tatuajes? Exclusivo de vulgares marineros y ex presidiarios, son  hoy obras de arte, de moda casi imprescindible para jóvenes, aunque sobre la delicada piel forcejen depredadores míticos, dioses, deidades, y el copón divino y la virgen se escriban con B de burro, como Bida
hamada.

Los pregones también son distintos: ya no hay caseritas para comprar el cucurucho de maní ni yerberos en la calle con tantas clínicas de medicina verde…las frutas sí, pero muy caras ¡ah!, y todos los pregones se parecen: Tu buena pizza aquí, tu buena mantequilla aquí, tu buena carne de cerdo aquí…con algunos otros adjuntos más como el buen pescado de MAR, el pan… de la Shopping, y por ahí para allá ¡pide por esa boca! hasta la luna y las estrellas…

¿¡Cómo han cambiado los tiempos!?, las épocas cambian, pero los cubanos seguimos siendo los  mismos aquí, allá y acullá.


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