Ese día, ese 8 de Marzo de
la década del setenta, amaneció con un cielo más azul que nunca y sol de plata como para envolver el más exigente regalo
femenino.
La dirección del periódico
me asignó la cobertura del acto de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en el
Ateneo de Garrido, el “coliseo” deportivo mayor de la ciudad de Camagüey en esa
época, actividad muy bien organizada por dos queridas divulgadoras de la
organización, Chela y la China.