Ebullición en el asfalto


Lo más que he soportado de calor en mi vida fueron 40 grados celsios o quizá más, en Luanda , Angola. Lo sentí más que otros inquilinos de las proximidades de la Salina, porque venía aclimatado de un a región septentional donde la temperatura bajaba nueve, 10 grados y se mantenía todo el año en 14, ayudada por los interminables aguaceros y la neblina constante en medio de la Mata.


Por esa razón, el intenso calor y la falta de agua refrigerada, convertía en el líquido potable en un caldo insaboro lo mismo por el día que por la madrugada. Cuando el avión dejó bajo su vientre la capital angolana y los cinturones zafaron los vientres desgrasados, sobre todo el mío, lo primero que le pedí a la azafata fue un trago doble de Havana Club, para calmar los nervios del peligroso despegue y un vaso de agua helada para mitigar una sed quincenal, pedido que transformé en un todo incluido de cerveza Tínima de Camagüey de 12 grados, hoy prácticamente reemplazada por déficit de marketing y otras barbaridades del "difunto" Roca, por la Cristal, Bucanero, Mayabe,  y Cacique,..con lo buena que es la "piva" de la tierra de Ignacio Agramonte y Loynaz.

Después terminé en Santiago de Cuba la carrera universitaria interrumpida y ni allí, en la tierra caliente,  volví a experimentar esa sofocación de verano, ni bajo las simultáneas de carta blanca Santiago o Pinilla de Bayamo, resumen de las notas , semestres y años vencidos excelentemente junto a queridos tuneros como Estrada, Marte, Carbonell, y el gramense Rivero y sus tres maderos sin sacarla.

Sin embargo, hoy me vinieron a la mente esas vivencias, en la provincia más llana y extensa de Cuba, donde 32 grados celsios es inusual y ahora que meteorología asegura 34, creo que los termómetros adulteran la lectura o mi climaterio me cayó encima de pronto, pero les juro que caminando por la sombrita de la acera siempre más protegida del quemante sol, vi que el asfalto de la Calle Avellaneda, ebullía y hasta las suelas de goma de mis botas las sentí ablandarse.

!Qué falta me hace un chapuzón en el río Wuanza, el Dange... con  yacarés o sin esos animalejos o un viajecito a la Cayería del Norte de Camagüey, a la Playa de Cayo Cruz, la playa más  linda que he conocido en mi vida, donde el líder de la Revolución, Fidel, "descubrió" un paradisíaco paraje marino que pronto estará al alcance de todos los turistas del planeta: No sé si a los estadounidenses el presidente Barack Obama, les permitirá visitar la Isla por temor a ¿Qué?...A que se enteren de la verdad de Cuba, muy distinta a lo que dicen los grandes medios y  su administración allá afuera, sobre todo en Miami, como ahora en vísperas electoreras.



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