Veleidosa contradicción
resulta la decisión unilateral del presidente, Barack Obama, de sancionar a
Venezuela porque para él ese país sudamericano constituye “una amenaza inusual
y extraordinaria” a la seguridad de Estados Unidos, cuando el mandatario de la
Casa Blanca anunció el posible restablecimiento de las complejas relaciones de
Cuba, pequeña isla del Caribe que continúa bloqueada por la mayor potencia
mundial hace más de medio siglo.
El mundo entero conoce las
divergencias políticas cubanas-norteamericanas, y reconoce la incondicional
solidaridad de la Revolución hacia los pueblos que, en cualquier confín del
planeta tierra, demandan la presencia incondicional de los cubanos. Amenazar a
Venezuela con insólitos pretextos de guerra para creer poner al gobierno de La
Habana en tres y dos, es absurdo: Cuba jamás -y ya es historia de otras épocas-
abandonará a sus amigos a cambio de migajas imperiales ni da lo que le sobra,
máxime si desde este país la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) declaró región de paz a la zona ahora amenazada, y el gobierno y
las guerrillas de Colombia sostienen en la aquí esperanzadores diálogos para
pacificar esa hermana nación.
Provocar semejante conflicto,
como los ocurridos en Iraq, Libia, Afganistán, Siria…no es ni siquiera una
sensata decisión del principal gendarme bélico del universo para intimidar a
sus vecinos a los cuales siempre ha concebido su traspatio, pues a nadie se le
ocurriría acercar el fuego al polvorín de casa; sin embargo, y cuando los
especialistas del tema hacen conjeturas anticipadas, la respuesta de la Unión
de Naciones Suramericanas (UNASUR) es que se derogue el Decreto Ejecutivo de
los Estados Unidos contra Venezuela, y las manifestaciones de los pueblos del
área, de la CELAC, apoyan al gobierno Bolivariano, en tanto algunos politólogos afirman que la actitud
beligerante de Obama puede poner en peligro la VII Cumbre de las Américas el
próximo mes.
Según Juan Carlos Varela, presidente de Panamá,
país sede de la cita “americana” de abril más de 21 mandatarios del área han
confirmado su asistencia entre ellos Raúl Castro Ruz, Cuba;
Barack Obama de EE.UU.; Dilma Rousef, Brasil; Cristina Fernández ;
Argentina, y Michelle Bachelet de Chile… Venezuela, sin confirmación por
escrito, anunció su participación; mas es impredecible lo que pueda suceder si
los Estados Unidos persisten en presionar al país sudamericano, incluso, en
apoyar a supuestos golpes de estados
militares que se “manejan” para derrocar a Cristina y Dilma.
Ojalá que una rectificación
estadounidense a tiempo evite complejizar el conflicto en una región de paz
que, por arte y magia de la guerra
hegemónica imperial, podría convertirse en un “Medio Oriente Latino”, con menos
o más pozos de petróleos ardiendo en la retaguardia del arsenal atómico USA,
pero si con multitud de vidas chamuscadas solo por el capricho fantasmal
hitleriano que mal acabó.
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