Fariñas vuelve al show mediático

En estos días cuando los medios que difaman de Cuba, engrandecen el “humanismo” de Guillermo Fariñas, recordé a un tal “disidente” de apellido Valladares, que se fingió paralítico en la cárcel y lo convirtieron en poeta y escritor por obra y gracia del espíritu santo.
Ese sujeto, salía de su silla de ruedas y para permanecer en forma hacía ejercicios físicos diarios frente a una cámara oculta que lo filmaba de cuerpo entero. Esa calistenia le valió un rápido desplazamiento hacia el avión que lo llevó fuera del país, en pago a la defensa de los “derechos humanos” que enarbolaba desde su falsa simulación de desvalido.
Ahora en el sitio Twitter, en el buscador gogle y mediante informaciones suministradas a la Agencia EFE, AP y otras publicaciones por el propio Fariñas, desde la natal Santa Clara, y de Reinaldo Escobar y Yoani Sánchez, su bloguera esposa, desde Ciudad de la Habana, vociferan en favor de los derechos humanos, nada más y nada menos, esgrimiendo que en Villaclara desalojaron (botaron al camino como hacía Batista y todos los gobiernos anteriores a la Revolución) a una mujer embarazada, madre soltera con dos niños.
Sin más información, puede inferirse que haya sido una persona que, urgida de una vivienda, ocupara un consultorio del Médico de la Familia u otro local y, lógicamente, en ningún país del mundo se admite semejante desafueros de la ley, lo que no quiere decir que el asunto no se tramita felizmente con orden y sensatez, sin el show “humanista” que armó en la vía pública Fariñas, subido, como él mismo dijo, sobre un vehículo de Salud Pública, la prestigiosa institución que garantizó este año la más baja mortalidad infantil de la historia, cuidadora con celos de las embarazadas y que, precisamente a Guillermo Fariñas, le salvó la vida varias veces sin cobrarle un centavo.
Fariñas recibió tratamiento del equipo de la unidad de cuidados intensivos del hospital universitario Arnaldo Melián Castro. Los diez médicos especialistas, de los cuales la mitad son de Segundo Grado en Medicina Intensiva y Emergencia, lo atendieron personalmente sin distingo de piel ni de credo.
El costo de un día de estancia en una unidad de cuidados intensivos, en cualquier país del primer mundo, no baja de mil 300 dólares, sin contar los medicamentos y exámenes complementarios, y en este caso sólo en 110 días se le practicaron más de 300 pruebas de laboratorio.
A Fariñas, no le costó nada porque los servicios médicos en Cuba son gratis y, además , todos los nutrientes parenterales (alimentación por venas) suministrados a Fariñas como aminoácidos, lípidos, vitaminas y oligoelementos y numerosos medicamentos proceden de Europa, donde son adquiridos por el Ministerio de Salud Pública cubano mucho más caros y a través de terceros países, no solo para el caso en cuestión, sino para otros enfermos que lo necesitan, pues los Estados Unidos, a solo 90 millas, prohíbe y asedia su comercialización mediante el deshumanizado bloqueo impuesto por quienes, en cambio, pagan el salario de los llamados disidentes.
¿Por qué, Fariñas, “defensor” de los derechos humanos que dice a los medios asalariados del imperio se cometen en Cuba, no protesta contra el bloqueo que no deja comprar en los Estados Unidos, medicamentos, equipos, alimentos…también para él y su familia?
¿Por qué no movilizar a todos los luchadores por los derechos humanos hacia la base de Guantánamo, ocupada ilegalmente por los marines estadounidenses, y piden el cese de las torturas de los prisioneros internacionales que sufren allí vejámenes increíbles sin saber porqué ni ser juzgados?
Tampoco ninguno protestó cuando los agentes del ex-agente CIA y confeso terrorista, Luis Posada Carriles, derribaron el avión de jóvenes cubanos en pleno vuelo y pusieron bombas en lugares públicos de la capital.
No, eso es humano y “nosotros los disidentes” no tenemos derecho a morder la mano que nos paga y nos pega”
Al menos Fariñas, que salió con mayor peso corporal y gran vitalidad de la voluntaria huelga de hambre y de las dolencias tratadas con la eficiencia de la medicina cubana probada en todo el mundo, afirmó que a pesar de los escándalos públicos encabezados “no fui maltratado por la policía”.
Si esa algarabía di sin gente hubiera sido en las calles de Puerto Rico, Honduras, en los Estados Unidos o en la culta Europa del Premio Sájarov, otro gallo cantaría… a palos humanitarios.

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