¿Distintas son las madres cubanas?



Por suerte en mi país la mujer dejó hace más de medio siglo de ser objeto de placer o esclava del hogar y del machismo. Mi mamá logró liberarse gracias a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Mis abuelas, nunca trabajaron fuera de la casa y apenas aprendieron a leer y escribir, aunque llevaban a punta de lápiz la economía familiar. Mis abuelos pagaban los gastos de sus “esposas” y mandaban hasta sus maneras de pintarse y de  vestir.


Sin embargo, tenían su día, ¡UN DÍA!, el de las madres cuando mis abuelos, mi padre y mis tíos festejaban la efemérides y ellas, mis abuelas, las supuestas homenajeadas, tampoco descansaban del fogón, y eso que ya el 27 de abril de 1921, la Cámara Municipal habanera, a propuesta del Concejal y periodista, Víctor Muñoz, acordó celebrar el “Día de las Madres”, e instaurado de manera oficial en el Término Municipal de la Habana, fecha que se extendió a todo el país hasta nuestros días.

No recuerdo que antes de la Revolución se vendieran tarjetas por el día de las madres ni, como hoy, la mayoría de los hijos podían comprar un regalo. Dulces, pasteles y otras golosinas caseras sí endulzaban esa fecha y cuando la Revolución convirtió los cuarteles en escuelas los niños hacíamos diversos artículos para obsequiar a nuestras mamás.
La mía entonces tenía trabajo decente, no de bares y cantinas, si no en una farmacia y estudiaba en la facultad obrero-campesina  por la noche, ocupación que no hacía muy feliz a mi padre que, desde luego, no pensaba igual que mi abuelo pero era machista.
También y sin perder la ternura hogareña, yo tuve que entrar en caja y ese día a la madre de mis hijas, no ayudarla sino cumplir con mi deber culinario y meterme en la cocina para de verdad que ese día, no sea de madre sino de las madres, espacio que jamás en integralidad, inteligencia y bravura, como no hay  hombre por muy macho que sea que pueda superar a la mujer.

Por eso, mañana me toca la cocina y otros asuntos de la casa, además de las flores y el reconocimiento a las madres, pues de mis tres hijas dos son mamás y yo cada día me acerco más a la edad de mis abuelos, con la diferencia de que los tiempos cambiaron en Cuba desde el primero de enero de 1959, cuando las mujeres rebeldes y de las luchas clandestinas contra la dictadura de Fulgencio Batista, bajaron de la Sierra Maestra y se concentraron en el llano de tú a tú con los hombres para crear la FMC y sublevar a las mujeres cubanas, esas madres que paren héroes con el ejemplo personal de heroínas por delante.




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